Con sólo un mes, Kasi ya supo lo que era el abandono y el dolor de un atropello. Las personas que la encontraron, la daban por muerta, pero decidieron hacer lo posible para evitar este triste final y tras muchos días sin descanso, consiguieron que la pequeña saliese adelante. Cuando llegó, era piel y hueso, con la patita rota y la mandíbula hecha una pena, pero hoy, es una preciosa gatita llena de energía, sana y con mucha fuerza. Tiene la patita mal soldada, y aunque ella hace vida normal, cuando tenga cinco meses, sería recomendable operarla (los gastos corren a cuenta de los veterinarios que la encontraron), pero por la demás, está lista para alguien se fije en ella y le haga olvidar todo lo que ha pasado, pasando a ser la princesita de la casa. ¿Quién será esa persona?
Está en Talavera (Toledo), contacto: adopciones@ashaprotectora.es
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